Profesional
Dr. Diaz, Héctor
Médico Alergista
¿Qué son las “ALERGÍAS”?
Las alergias, también llamadas reacciones de hipersensibilidad, son respuestas exageradas del sistema inmunológico (las defensas de nuestro organismo) al entrar en contacto con determinadas sustancias, llamadas alérgenos. Su aparición se recrudece en primavera, porque uno de los grupos de alérgenos más frecuentes son los pólenes, unas células reproductoras de las plantas que proliferan durante esta estación. Otros agentes alérgenos son los hongos ambientales, los ácaros de polvo y los epitelios de algunos animales, como los perros, gatos, caballos y roedores. También pueden generar reacciones alérgicas determinados alimentos o fármacos y la picadura de insectos como abejas o avispas.
Causas
Se estima que un 20 por ciento de la población sufre algún tipo de reacción alérgica y parece ser una cifra que va en aumento.
Estos son los principales alérgenos:
- Polen: las gramíneas, el olivo, las cupresáceas, las arizónicas, el plátano de sombra y la parietaria son las plantas que causan más alergias en España, especialmente durante la primavera.
- Hongos ambientales: estos hongos liberan unas partículas microscópicas conocidas como esporas que, al ser respiradas, pueden causar síntomas alérgicos relacionados con el asma, la rinitis y la conjuntivitis.
- Ácaros de polvo o ácaros domésticos: son insectos microscópicos que se desarrollan en lugares húmedos y tibios.
- Epitelios de animales: perros, gatos, caballos y roedores son los que causan más reacciones alérgicas.
- Determinados alimentos: la leche, el huevo, el marisco, el trigo, la nuez, el cacahuete, el chocolate y la soja son los más comunes.
En parte, el aumento podría deberse a que en los países industrializados los niños no tienen contacto directo con múltiples microorganismos (virus y bacterias). Esta protección podría hacer que su sistema inmune no se estimule lo suficiente y crezcan más vulnerables ante los agentes externos.
No obstante, se sospecha que existe una predisposición hereditaria a las alergias, lo que significa que un niño cuyos padres son alérgicos probablemente desarrolle algún tipo de sensibilización, aunque no necesariamente hacia la misma sustancia que rechazan sus padres. Por ejemplo, si la madre es alérgica al marisco, tiene más probabilidades de desarrollar una alergia, pero no precisamente a ese alimento, sino a otros alérgenos como el polen. También puede favorecer la aparición de las alergias situaciones en las que bajan o se debilitan las defensas del organismo (tras una infección vírica o durante el embarazo).
Síntomas
A pesar de que son muy molestas, por lo general, las alergias no son complicaciones graves, pero sí pueden acabar en cuadros más complejos, como el asma. De hecho, se calcula que el 80 por ciento de los asmáticos tienen, en menor o mayor grado, una base alérgica. En estos casos, el asma aparece también por la acción de los alérgenos y los pólenes son el principal grupo que la desencadena.
Las reacciones alérgicas pueden ser leves o graves. La mayoría de ellas consiste sólo en la molestia que causa el lagrimeo y el picor en los ojos, además de algunos estornudos. En el extremo opuesto, las reacciones alérgicas pueden poner en peligro la vida si causan una repentina dificultad respiratoria, un mal funcionamiento del corazón y un acusado descenso de la presión arterial, que puede acabar en shock. Este tipo de reacción, llamada anafilaxia, puede afectar a las personas sensibles en distintas situaciones, como poco después de comer ciertos alimentos, tras la toma de determinados medicamentos o por la picadura de una abeja.
Las alergias causan lagrimeo y picor en los ojos, además de algunos estornudos.
Prevención
Evitar un alérgeno es mejor que intentar tratar una reacción alérgica. Evitar una sustancia puede suponer dejar de usar un determinado fármaco, instalar aire acondicionado con filtros, renunciar a tener un animal de compañía en casa o no consumir cierta clase de alimentos. En ocasiones una persona alérgica a una sustancia relacionada con un trabajo determinado (por ejemplo harinas, maderas, etcétera) se ve obligada a cambiar de empleo. Las personas con fuertes alergias estacionales pueden considerar la posibilidad de trasladarse a una región donde no exista ese alérgeno.
Cuando no se pueda evitar totalmente el contacto con el alérgeno, es recomienda reducir la exposición al mismo. Por ejemplo, una persona alérgica al polvo de la casa puede eliminar todo el mobiliario, las alfombras y las cortinas que acumulen ácaros; cubrir colchones y almohadas con protectores plásticos; quitar el polvo y limpiar las habitaciones con un paño húmedo y con bastante frecuencia; usar aire acondicionado para reducir la alta humedad interior que favorece la multiplicación de los ácaros del polvo; e instalar filtros de aire altamente eficientes. Dado que algunos alérgenos, en especial los que transporta el aire, no pueden evitarse, los médicos suelen utilizar métodos para bloquear la respuesta alérgica y prescriben medicamentos para aliviar los síntomas. La inmunoterapia alergénica (inyecciones contra la alergia) puede brindar una solución en estos casos. Los antihistamínicos son los fármacos más comúnmente usados para tratar las alergias (pero no se utilizan para tratar el asma).
Consejos útiles:
Evitar la exposición a agentes alérgenos como el polen, los hongos ambientales, los ácaros de polvo o los epitelios de algunos animales sería así una medida a tener en cuenta para evitar un ataque de asma. En el caso de que una persona no esté diagnosticada pero sospeche que puede tener alergia a alguno de estos factores, es recomendable que acuda al alergólogo.
Otra precaución que deben tomar las personas alérgicas es evitar realizar ejercicios intensos en época de polinización, ya que pueden dificultar la respiración y derivar en una crisis de asma.
En caso de rinitis, es aconsejable vigilar la aparición de cualquier indicio asociado con el asma (pitidos, fatiga, etcétera), ya que este tipo de alergia con frecuencia genera esta enfermedad.
Cuando una persona está ya diagnosticada de alergia, debe permanecer alerta ante cualquier indicio de agravamiento de los síntomas y acudir al médico en caso de empeoramiento.
Diagnóstico
Como cada reacción alérgica es desencadenada por un alergeno específico, el principal objetivo del diagnóstico es identificar ese alérgeno. Este puede ser una planta estacional o el producto de una planta, como el polen de la hierba o la ambrosía, o una sustancia como la caspa del gato, ciertos medicamentos o algún alimento en particular. El alérgeno puede causar una reacción alérgica cuando se deposita sobre la piel o entra en un ojo, es inhalado, ingerido o inyectado.
Existen pruebas que pueden ayudar a determinar si los síntomas están relacionados con la alergia y a identificar el alérgeno implicado. Una muestra de sangre puede mostrar muchos eosinófilos, un tipo de glóbulo blanco cuyo número suele incrementarse durante las reacciones alérgicas. La prueba cutánea RAST (radioalergoabsorbente) mide las concentraciones en sangre de anticuerpos IgE específicos de un determinado alérgeno, lo cual puede ayudar a diagnosticar una reacción alérgica en la piel, rinitis alérgica estacional o asma alérgica.
Las pruebas cutáneas son más útiles para identificar alérgenos concretos. La prueba RAST puede ser utilizada en los casos en que no es posible realizar una prueba cutánea o no resultaría seguro llevarla a cabo. Ambas pruebas son altamente específicas y precisas, a pesar de que la prueba cutánea es generalmente un poco más precisa, suele ser más barata y los resultados se conocen de inmediato.